domingo, 18 de diciembre de 2016

Anne Frank: ¿hubo traición?

No puedo hablar (o escribir) sobre Anne Frank sin sentir una gran emoción, casi como si la hubiera conocido. He leído sus diarios y visitado su casa varias veces. He leído bastante sobre ella.

En ocasiones os he animado, desde este mismo blog, a acercaros al diario de Ana en su versión completa (sin descuidar otras memorias de interés comparable, como las de mi admirado Thomas Buergenthal, el nobel Kertész o el maravilloso Pter Ginz) y recuerdo un artículo muy sentido escrito sobre Miep Gies, persona clave en la vida de Anna y de su diario, y publicado hace 7 años en El Correo al que, por creer que aún mantiene sentido e interés, os remito ahora.

Ilustración de José Ibarrola que acompañaba el citado artículo de 18.01.2010 
Pero el caso es que por mucho que uno lea siempre se topaba con un final marcado por dos grandes incógnitas: el momento exacto de su muerte en el campo de concentración de Bergen-Belsen (en todo caso en fecha dolorosamente cercana a la liberación) y la idea de que nunca conoceríamos el autor de la traición, de la supuesta llamada de delación que hizo posible la detención de quienes se escondían en "la casa de atrás". Se han sugerido distintos nombres, pero siempre se terminaba diciendo algo parecido a "nunca sabremos a ciencia cierta su identidad".


Nuevas investigación facilitadas por la Casa Museo de Anne Frank (ver aquí la info completa) aportan luz sobre este último particular. No porque nos aporten nuevos nombres o sospechosos, sino porque se avanza en la idea de que tal vez nu hubo tal traición, tal llamada, tal momento calmen de la vileza.

Bien era que en la parte pública de la casa se habían desarrollado, por parte de socios del padre de Anne, algunas actividades de falsificación de cupones de racionamiento (de los que al parecer llegaron a comer los habitantes de la casa de atrás en ocasiones). Estos socios habían sido ya detenidos y era vigilados por la policía.

La revisión de algunos indicios parecen ahora reforzar la idea de que la inspección de la casa no tenia como fin el descubrimiento y captura de judíos escondidos, sino que tal vez buscaba otras pruebas o elementos de esta actividad relacionada con los cupones. Estos indicios son, entre oros, la duración de la inspección, el tipo de dispositivo montado y los cuerpos de seguridad a los que pertenecían los policías que realizaron la pesquisa.

Esto no cambia la historia, ni la suerte de Anna, Margot, su madre y el resto, pero todo lo relacionado con esta historia me devuelve a esa maravillosa niña - adolescente encerrada y a ese diario que es patrimonio documental de la UNESCO, pero que es, más importante aún, patrimonio espiritual de todos los que lo hemos leído y de los millones de niños (como mi hija de 11 años, que lo ha leído este año que ahora se nos va) que aún se estremecerán al leerlo, mientras la humanidad lo sea.

La edición del Diario de Anne Frank en euskera, en la Casa Museo de Amsterdam
La información facilitada por la Fundación Casa Museo, a la que os he remitido más arriba y vuelvo a enlazar aquí, ha tenido bastante eco en medios. Aquí la noticia tal como ha sido comentada por DEIA, El País o La Vanguardia.

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